Una vez más, me apropio de un tag del blog del Capitán Intriga. Leyendo el post de mi hno a caso del mio, decidí que es buen momento de recordar uno de los grandes choreos de la publicidad en los últimos años.
Lo que se mandó la gente de Citroën es para preguntarse seriamente dónde hay un abogado pendenciero cuando se lo necesita.
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sábado, 8 de noviembre de 2008
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