domingo, 24 de agosto de 2008

viernes, 8 de agosto de 2008

Sutil violento





En la segunda parte de la salida cultural con las chicas pasamos al Centro Cultural Recoleta para ver qué había. Luego de pisar más y más niños (es notable como cuando se es adulto se puede llegar a odiar las vacaciones de invierno), llegamos a una sala con fotografías de diferente enfoque y técnica sobre el tema de la violencia.
Desde retratos más o menos producidos, al estilo del fotoreportaje, hay puntos de vista variados e interesantes.
Lo mejor, en mi opinión, el trabajo de la mexicana Daniela Edburg, con mucho humor y un estilo muy David LaChapelle, en su tratamiento del color y el aire pop. Impresionantes los detalles obsesivos (de ahí mi comparación).
Las fotos de arriba son: "Muerte por Tupperware", "Muerte por Miss Clairol" con un detalle, y "Muerte por depilación".
En "Muerte por Miss Clairol", hay hasta un Pequeño Pony blanco (porque todo es blanco y negro). Me reí muchísimo con la mejor de sus "muerte por..", "Muerte por Tupperware", donde una chica japonesa es atacada por tentáculos que salen de un tupper en su heladera. Buenísimo el gato que la mira.
En su sitio hay mejores imágenes que las que saqué con el celu, aunque un poco pequeñas.
Como plus hay un cataloguito para llevarse gratis con una pequeña muestra de lo expuesto.
Hasta el 31 de Agosto.

Ficus Repens, enamorados del muro






Con Andi, Lu M., Aye y Ro. Fuimos al Palais de Glace, donde hay una muestra excelente de arte urbano, murales, graffiti y stencil. Bastante variado en los estilos, y sin la cosa super digerida de otras expos bancadas por grandes marcas.
Hasta el 24 de Agosto.

Yuki







Tuve la suerte el viernes pasado de ir a Yuki, con mi hno, Sofia y los viejos. Lástima que no le saqué una foto al frente porque parece una casa gris y sin ninguna gracia, pero esconde el restaurant de comida japonesa más tradicional de la ciudad.
Nos atendieron con toda la cordialidad y mucha paciencia para explicar qué era qué y cómo se comía, especialmente el plato que yo pedí (no logro recordar el nombre), que era besugo macerado por un lado, arroz por el otro y té verde muy caliente, junto con una guarnición de verduras maceradas. La cuestión es que había que poner el pescado con el arroz y tirarle el té para cocinarlo en el momento. Muy rico y más que interesante.
Todo lo que comimos estuvo genial, incluso mi papá a pesar de sus quejas se dio muchísima maña con los palitos. Cenamos en una habitación tipo reservado, y llegué a ver en un costado un tatami que quedará para la próxima.